“El peor error de mi vida”: el vídeo que le ha costado 15 años de trabajos forzados a un turista estadounidense

Fue una chiquillada. Algo que se hace continuamente en Occidente, y que no tiene ningún tipo de importancia. Si se hubiera hecho en un colegio de España, el alumno ni siquiera hubiera sido expulsado. Pero Otto Warmbier tuvo la mala suerte de hacerlo en Corea del Norte.

Warmbier, de 21 años, robó un póster de propaganda política en un hotel de Pyongyang en el que se alojaba. Fue descubierto, y ha sido juzgado y condenado por ello. A nada más y nada menos que 15 años de trabajo forzados.

El joven estudiante dio una rueda de prensa esta semana en la que se le veía pidiendo perdón entre lágrimas. “He cometido el peor error de mi vida, por favor, ayúdenme”, exclamó en una comparecencia llena de dramatismo. Pero las autoridades coreanas no se han apiadado de él: dos oficiales se lo llevaron a rastras y muy posiblemente nadie vuelva a saber nada de él hasta dentro de mucho tiempo.

Para justificar tan dura sentencia, el régimen de Kim Jong-un ha hecho pública la grabación del momento del robo. En ella se puede ver al ahora condenado en un pasillo del hotel -en una zona en la que solo tienen acceso los trabajadores del establecimiento- mirando a un lado y a otro para cercionarse de que no había nadie. A continuación, decidió arrancar el cartel.

Warmbier ni siquiera se llevó la pieza consigo al aeropuerto. El chico, estudiante de económicas en la Universidad de Virginia (Estados Unidos), dejó su ‘botín’ en la habitación del hotel porque ni siquiera lo había podido arrancar bien, además de ser incapaz de disimularlo en su equipaje.

Las autoridades locales han sido especialmente duras con él porque en el cartel se podía leer uno de los lemas más destacados del régimen dictatorial: “Vamos a armarnos fuertemente con el patriotismo de Kim Jong-il”. La frase se usa en el país desde la muerte de Kim Jong-il, y ha sido descrito por su sucesor, su hijo Kim Jong-un, como “el lema que cristaliza el socialismo”.

Las autoridades estadounidenses han mostrado su malestar por la dureza de la condena y exigen que el joven sea tratado con más justicia. Pero las inexistentes relaciones entre EE.UU. y Corea del Norte hacen que esta llamada a la cordura caiga en saco roto.