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viernes, 28 de noviembre de 2014

La joven que come dos esponjas por semana

Rosie Skinner padece un trastorno alimenticio desde los 5 años por el que ingiere una media de dos de estos productos por semana.
Hay quien tiene antojos de chocolate, de papas fritas o alitas de pollo, Rosie Skinner, de 19 años, tiene antojo de comer esponjas, al menos dos a la semana.

La joven, residente en la ciudad británica de Epsom, Surrey, tiene el insólito hábito de ingerir esponjas desde que tenía cinco años. Para satisfacer su trastorno, despedaza cada esponja en trozos pequeños y luego los chupa a lo largo del día.

"Siempre me ha gustado el olor de una esponja húmeda. Me gusta el sabor y la sensación en la boca", explicó para el Irish Mirror, "me gusta la textura, es un poco como comer pastel."

"Si tengo un día estresante me encanta masticar una esponja para relajarme," aseguró.

Los padres de la joven se enteraron de la extraña afición de su hija cuando con diez años perdió un diente por comer esponja. En el momento en el que el diente apareció en el interior de una esponja tuvo que explicarle a su madre cómo había ocurrido.

Su adicción a comer estos húmedos accesorios de baño ya la llevaron a tener problemas de salud. Con trece años tuvo que ser intervenida para quitarle una bola de esponja que se le quedó atrapada en el estómago. "Me llevaron al hospital, donde los médicos me extirparon una bola del tamaño de un pequeño ratón de mi estómago. Los doctores dijeron que era un poco raro e insistieron en que tenía que dejar de comer esponja", indicó la joven.

Skinner aseguró que sabe que debe dejar de hacerlo, pero es un hábito con el que creció y es difícil abandonarlo ahora. "Traté de hacer lo que los médicos me dijeron, pero yo no puedo luchar contra mis antojos por completo. Ahora sólo mastican por un tiempo y escupirla", comentó.

Aun así, confiesa que su adicción es tal, que incluso lleva porciones de su especial manjar cuando está fuera de casa: "Uso pequeñas bolsas de sándwich para llevar a la universidad algunos pedazos de esponja para comerla durante las clases".

Skinner reconoce que su trastorno es raro: "no estoy muy segura de hacerlo alrededor de la gente, sé que es extraño para mi familia y también para mi novio, Callum, ellos piensan que estoy loca, pero no me importa, es sólo parte de lo que soy".

OTRAS HISTORIAS DE BIZARROS TRASTORNOS ALIMENTICIOS
Pakkirappa Hunagundi
Sin embargo, por insólito que sea, los trastornos alimenticios son más comunes de lo que pueda parecer. A principios de este año, Ayperi Alekseeva, una joven de 18 años de edad, en Batken, Kirguistán acudió al hospital con terribles dolores intestinales. La joven no podía comer ni beber nada, ni siquiera un vaso de agua y en los últimos meses había perdido mucho peso. Tras una intervención quirúrgica se le extirpó una enorme bola de pelo de 4 kilos del estómago.

Pakkirappa Hunagundi, de la India, tiene el extraño hábito de comer ladrillos. A sus 30 años de edad, lleva 20 comiendo material de construcción sin tener ningún problema de salud, según asegura. Llega a consumir hasta tres kilos de ladrillos al día. Además, también suele comer carbón caliente.

Adele, una mujer norteamericana de 30 años, residente en Bradenton, Florida, confesó que era adicta a comer cojines del sofá y muebles de espuma, y que ya había devorado a lo largo de su vida dos sillas y siete sofás.

Su caso fue conocido en el programa de televisión "Mi extraña adicción", que lleva la cadena TLC. En otro episodio, una mujer contó que comía las cenizas de su marido para consolarse a sí misma después de su muerte. También hay casos de insólitos trastornos como el de una mujer a lamer a su gato, a aspirar aerosoles, comer arena, comida de gato o cinta adhesiva.

Fuente: TN

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