La señora Wang, que se describe como una "simple empleada", afirma haber pagado "entre 400.000 y 500.000 yuanes" (60.000-75.000 dólares) por esta prestación, equivalente a por lo menos 70 veces el salario medio en la provincia de Guangdong (sur), donde reside.
"Creo que valió la pena. Estoy satisfecha", asegura a AFP. Tanto, que ahora contempla la posibilidad de convertirse ella también en alejadora de amantes. "Así podré ayudar a otras mujeres a proteger a sus familias y sus derechos", dice.
En un país donde el divorcio y el adulterio se han disparado, el mercado está en expansión. La empresa utilizada por la señora Wang, Weiqing ('Protección de los sentimientos' en español), posee 59 filiales en todo el país que ofrecen también conferencias y asesoría jurídica gratuita.
Su fundador, Shu Xin, de 48 años, dice contar con 300 agentes. "Mi objetivo es impedir los divorcios", asegura Shu a AFP en el elegante edificio que alberga sus oficinas en Pekín. "Cada año salvamos así 5.000 matrimonios", afirma orgulloso.
Diplomados en Psicología, Sociología o Derecho, estos 'Sherlock Holmes' del corazón deben tener tres años de experiencia en asesoría antes de ser enviados "al terreno", donde se hacen pasar por vecinos, porteros o niñeras.
50% de las parejas infieles
Una de ellas, Ming Li, de 47 años, lleva tres años trabajando para la empresa. "En general soy mayor que el objetivo, por lo tanto me escucha", explica a AFP.
"Cuando va a un parque, al supermercado o al trabajo, voy a su encuentro. E incluso si es hogareña, puedo pretextar una fuga de agua en mi apartamento y pedirle ayuda". "Siempre encontramos una manera de entrar en contacto", subraya.
"Una vez me hice pasar por una adivina. Intrigada, la amante me pidió que la analizara. Evidentemente yo ya lo sabía todo de ella por la esposa engañada, o sea que no tuve ninguna dificultad para sorprenderla y hacerle abandonar al marido. Fue uno de los casos que resolví con mayor rapidez", añade con una sonrisa.
La tasa de divorcios en China aumentó casi un 70% en la última década, según datos oficiales, y es ahora más alta que el promedio de la Unión Europea. En Pekín, 73.000 parejas se divorciaron en 2015, tres veces más que en 2006.
"¿Los motivos? La liberalización de las costumbres, las tensiones ligadas a las diferencias de ingresos marido-mujer, la incompatibilidad de caracteres y también la voluntad, más afirmada que antes entre algunos cónyuges, de perseguir sueños personales", detalla Zhu Ruilei, abogado del bufete pekinés Yingke y especialista en divorcios.
Según un estudio de la web de contactos china Baihe.com, la mitad de las parejas chinas se enfrenta al adulterio en el primer matrimonio: el esposo tiene una amante (21,5% de las parejas), lo tiene la esposa (20%) y a veces el engaño es mutuo (8,7%).
"Hoy es fácil ser infiel, sobre todo con internet", subraya Pan Xingzhi, directora de una empresa de consejos sentimentales, citando principalmente Tantan, una aplicación china de encuentros por geolocalización similar a Tinder.
'No ilegal'
Pero las amantes siguen estando mal consideradas en China, donde se las conoce como 'xiaosan', un término peyorativo que significa "tercera persona de rango inferior (a la esposa)", y son a veces objeto de represalias violentas.
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