Sin embargo, en la caja de sorpresas que es su vida hay que viajar un poco más atrás para conocer sus orígenes como un pequeño aprendiz de monje budista. Una vida movida que más bien parece sacada del argumento de una superproducción de Hollywood que de la vida real.
Nació varón y sus padres le pusieron el nombre de Phajaranat Nobantao y ya muy de niño fue enviado al templo budista, ya que la familia tenía serios apuros económicos, tal y como contó al programa Outlook de la BBC.
Mimi Tao posando como modelo (Instagram).
Estuvo allí seis años, fue ordenado monje, pero también tuvo mucho tiempo para pensar. Y había un asunto que ocupaba su mente muchas veces: su identidad sexual. Y es que Mimi cada vez sentía más ganas de convertirse en una mujer, algo que por supuesto no era aceptado por la sociedad tailandesa, agravado por el hecho de que estaba en el templo budista.
Así, en secreto y escondida, empezó a usar pintalabios y a tomar anticonceptivos, intentando ocultar de todas las maneras posibles los cambios que se estaban produciendo en su cuerpo: piel más suave y crecimiento de los senos.
Pese a que envió su perfil a agencias de todo el mundo, sufría dos grandes problemas: el primero y principal el rechazo social; el segundo la dificultad de trabajar en el extranjero ya que no podía permitirse el vuelo para hacer entrevistas en las agencias que se habían interesado en ella.
Hasta que decidió dar un paso adelante y se trasladó a Singapur, donde le llovieron las oportunidades, fundamentalmente como modelo de ropa interior. A partir de ese momento decidió volver a Tailandia y ya se convirtió en una auténtica celebridad, aunque todavía sufre a veces muestras de rechazo.
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