La madre de la una niña de 4 años contó que su perra Abbey, de 14 años murió el mes pasado. Un día después de haber fallecido, Meredith, la hija de la señora, estaba llorando hablando de cuanto la extrañaba. Entonces, ella le preguntó si podía escribirle una carta a Dios, y estas fueron sus palabras:
Querido Dios:
Podrías cuidar bien de mi perra, ella murió ayer y está contigo en el cielo. La extraño muchísimo. Esto feliz porque me dejaste tenerla hasta que ella enfermó. Espero que juegues con ella, le gustan las pelotas y nadar. Te envió una foto de ella para que cuando la veas sepas que ella es mi perra. Realmente la extraño.
Con amor Meredith.
Al día siguiente, encontraron un paquete envuelto en papel dorado en la puerta de nuestra casa dirigido hacia Meredith y tenía una letra que no pertenecía a nadie de la familia. Meredith lo abrió, dentro estaba la carta que la niña le escribió a Dios y del lado opuesto estaba la foto que mi hija le envió de Abbey junto con esta nota:
Querida meredith:
Abbey llegó a salvo al cielo. Tener la foto fue de gran ayuda, la reconocí de inmediato. Abbey ya no está enferma, su espíritu está conmigo al igual que también está en tu corazón. Abbey amaba ser tu perra.
Como no necesitamos nuestros cuerpo aquí en el cielo, no tengo bolsillos donde guardar la foto que me enviaste, así que te la envíe de vuelta para que tengas algo con que recordarla. Gracias por la hermosa carta y agradécele a tu mamá por ayudarte a escribirla, tienes una mamá maravillosa que yo especialmente elegí para ti.
Te mando mis bendiciones y recuerda que te amo muchísimo. Por cierto soy muy fácil de encontrar, estoy donde quiera que haya amor.
Con amor, Dios.
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