- El tamaño de las viviendas en Estados Unidos ha comenzado a bajar sorprendentemente, pasando de 240 a 98 metros cuadrados en el último tiempo.
Debido a la gran crisis que se vive en Estados Unidos, la popularización de las casas pequeñas ha llegado a convertir el sueño de una casa grande en una idea “poco práctica” cada vez que se considera la crisis hipotecaria existente. Ejemplos sobre lo anterior pueden verse cada vez más en todo el país, aunque la muestra más clara está en la cabaña “Katrina”, ideada por dos arquitectos a modo de “alternativa” de las casas rodantes de la FEMA (Administración Federal de Gerencia de Emergencia por sus siglas en inglés).
Este mismo tipo de cabañas, que tuvieron origen producto de las inundaciones en Nueva Orleans, ahora se utilizan como cabañas de vacaciones, viviendas baratas y aposento para invitados. Si se analiza la evolución que ha tenido la típica casa norteamericana, nos encontramos con la sorpresa de que se fue de menos a más, llegando así nuevamente a los orígenes. En 1950 el tamaño promedio era de 983 pies cuadrados, mientras que en el 2004 se llegó a 2.340 pies cuadrados.
Analizando de forma superficial el aumento descomunal de las viviendas (140% aproximadamente), nos damos cuenta de que tiene la misma raíz que llevó a la crisis hipotecaria, pues se asoció que vivir en casas grandes era sinónimo de vivir bien, además de significar una “muy buena inversión”.
Después de tantos embargos hipotecarios los conceptos comienzan a volver a la normalidad, por lo que ya muchos son los que se arriman a pensar que vivir con menos nada tiene que ver con vivir mal, sino todo lo contrario. Junto con la idea de ahorrar, también se ha notado un impulso ecológico en la construcción de nuevas viviendas, uno que ha refrenado la superficie habitable que se construye actualmente, según informa el Colegio de Arquitectos en Estados Unidos.
Finalmente, otro de los aspectos que ha incentivado la construcción de casas más pequeñas está en el promedio de vida que tienen los norteamericanos, quienes muchas veces quedan viudos y no necesitan “casas tan grandes”, así como también hay jóvenes que se casan a mayor edad y prefieren tener casas mucho antes de tener hijos.
La atracción por tener "casas diminutas” se encuentra en proyectos donde la superficie habitable alcanza los 93 metros cuadrados, aunque como siempre hay quienes optan por 37 ó 28 metros cuadrados incluso. Según el criterio de Mimi Zeiger, autora de “casas diminutas”, el mejor regalo que dejará la recesión y la crisis hipotecaria a los estadounidenses está en dejar atrás el concepto de “más es mejor” por uno que privilegie la calidad por sobre todas las cosas.
Aca un video ilustrativo:
Este mismo tipo de cabañas, que tuvieron origen producto de las inundaciones en Nueva Orleans, ahora se utilizan como cabañas de vacaciones, viviendas baratas y aposento para invitados. Si se analiza la evolución que ha tenido la típica casa norteamericana, nos encontramos con la sorpresa de que se fue de menos a más, llegando así nuevamente a los orígenes. En 1950 el tamaño promedio era de 983 pies cuadrados, mientras que en el 2004 se llegó a 2.340 pies cuadrados.
Analizando de forma superficial el aumento descomunal de las viviendas (140% aproximadamente), nos damos cuenta de que tiene la misma raíz que llevó a la crisis hipotecaria, pues se asoció que vivir en casas grandes era sinónimo de vivir bien, además de significar una “muy buena inversión”.
Después de tantos embargos hipotecarios los conceptos comienzan a volver a la normalidad, por lo que ya muchos son los que se arriman a pensar que vivir con menos nada tiene que ver con vivir mal, sino todo lo contrario. Junto con la idea de ahorrar, también se ha notado un impulso ecológico en la construcción de nuevas viviendas, uno que ha refrenado la superficie habitable que se construye actualmente, según informa el Colegio de Arquitectos en Estados Unidos.
Finalmente, otro de los aspectos que ha incentivado la construcción de casas más pequeñas está en el promedio de vida que tienen los norteamericanos, quienes muchas veces quedan viudos y no necesitan “casas tan grandes”, así como también hay jóvenes que se casan a mayor edad y prefieren tener casas mucho antes de tener hijos.
La atracción por tener "casas diminutas” se encuentra en proyectos donde la superficie habitable alcanza los 93 metros cuadrados, aunque como siempre hay quienes optan por 37 ó 28 metros cuadrados incluso. Según el criterio de Mimi Zeiger, autora de “casas diminutas”, el mejor regalo que dejará la recesión y la crisis hipotecaria a los estadounidenses está en dejar atrás el concepto de “más es mejor” por uno que privilegie la calidad por sobre todas las cosas.
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