Según recoge hoy el diario Tampa Bay Times, Miriam Tucker, de 80 años, era una de las centenares de personas que asistían el pasado sábado al almuerzo organizado por el Tampa Woman’s Club con motivo del 65 aniversario de su fundación.
El precio de la copa era de 20 dólares e incluía la oportunidad de ganar un diamante de 1,03 quilates que se hallaba sumergido en una de las copas de vino espumoso servidas. Las demás sólo contenían cristales de circonio, mineral sin ningún valor.
Al parecer, la mujer, en animada conversación a la mesa con otras socias del club, no se percató de que era en su copa donde se encontraba depositado el diamante y se lo trago al tomar un sorbo de champán, sin prestar más atención al asunto.
“Sabíamos que la ganadora del diamante tenía que estar en alguna de las mesas”, señalaron al diario Andy Meyer y Joy Pierson, los joyeros que donaron la piedra preciosa.
Tucker, exagente de bienes raíces, explicó al rotativo que pensó que “si bebía un poquito de champán, no tendría que meter los dedos en la copa”. “Estábamos hablando y riendo, y cuando me quise dar cuenta me había tragado el diamante”, dijo.
Pero mientras, los joyeros, se dedicaron a examinar una a una todas las piedras con una lupa. De hecho, Tucker esperaba que de un momento a otro los organizadores anunciaran el nombre de la ganadora, algo que no se produjo.
No fue hasta que se vació de invitados el comedor del club que Tucker comunicó un tanto azorada a los organizadores que se había tragado el premio. Pero a la afortunada ganadora no le quedó más remedio que solicitar hora en un hospital para que le practicaran una colonoscopia, explicó Pierson.
El joyero confirmó días después de la prueba médica realizada a Tucker y la recuperación de la piedra preciosa que, efectivamente, se trataba del diamante en cuestión.
Fuente: http://eldiario.com.uy
El precio de la copa era de 20 dólares e incluía la oportunidad de ganar un diamante de 1,03 quilates que se hallaba sumergido en una de las copas de vino espumoso servidas. Las demás sólo contenían cristales de circonio, mineral sin ningún valor.
Al parecer, la mujer, en animada conversación a la mesa con otras socias del club, no se percató de que era en su copa donde se encontraba depositado el diamante y se lo trago al tomar un sorbo de champán, sin prestar más atención al asunto.
“Sabíamos que la ganadora del diamante tenía que estar en alguna de las mesas”, señalaron al diario Andy Meyer y Joy Pierson, los joyeros que donaron la piedra preciosa.
Tucker, exagente de bienes raíces, explicó al rotativo que pensó que “si bebía un poquito de champán, no tendría que meter los dedos en la copa”. “Estábamos hablando y riendo, y cuando me quise dar cuenta me había tragado el diamante”, dijo.
Pero mientras, los joyeros, se dedicaron a examinar una a una todas las piedras con una lupa. De hecho, Tucker esperaba que de un momento a otro los organizadores anunciaran el nombre de la ganadora, algo que no se produjo.
No fue hasta que se vació de invitados el comedor del club que Tucker comunicó un tanto azorada a los organizadores que se había tragado el premio. Pero a la afortunada ganadora no le quedó más remedio que solicitar hora en un hospital para que le practicaran una colonoscopia, explicó Pierson.
El joyero confirmó días después de la prueba médica realizada a Tucker y la recuperación de la piedra preciosa que, efectivamente, se trataba del diamante en cuestión.
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