jueves, 15 de diciembre de 2016

Le desfiguró el rostro a mordiscos para que nadie más la mire

Al terminar el noviazgo, la joven renunció a su empleo, pues su ex trabajaba allí y no quería verlo. Entonces, él le pidió que fuera a su casa para arreglar las cosas. Durante el encuentro intentó lanzarla por la ventana y la agredió en la calle.



Tras terminar una larga relación amorosa a causa de constantes episodios de celos, Melody Moon, una chef de 25 años residente de Yeovil, Inglaterra, sufrió el ataque de su expareja, Jamie Mitchel, de 27 años, quien la mordió en el rostro 21 veces “para que ningún hombre se fijara en ella nuevamente”.

“Estar con Jamie parecía mi destino. Nos enamoramos, trabajábamos juntos toda la semana y la mayor parte de los fines de semana la pasábamos en su casa. A penas y pasábamos momentos separados”.
No obstante, Melody advierte que Jamie se volvió posesivo rápidamente y se enfurecía cuando ella decidía pasar tiempo sola. “Poco a poco Jamie se volvía más demandante. Allí supe que no podíamos continuar juntos”.

Al terminar el noviazgo, la joven renunció a su empleo, pues su ex trabajaba allí y no quería verlo. Entonces, él le pidió que fuera a su casa para arreglar las cosas. Durante el encuentro intentó lanzarla por la ventana y la agredió en la calle. La policía lo dejó ir baja la promesa de que no volvería a acercarse a Melody.

“Pero él me bombardeó con textos, llamadas y mensajes en las redes sociales. Prometió que matarme. Mis padres estaban preocupados, pero no tenían espacio donde acogerme. Estaba aterrada, así que fui a quedarme en casa de un amigo”.

Cuando por fin se animó a salir a la calle, se encontró con Jamie, quien llorando la convenció de ir a su casa nuevamente. “Cuando entramos en el piso, mi piel se erizó. Sentí que el lugar estaba vacío. Me había llevado a una trampa”.

Ya solos, el hombre la golpeó e intentó asfixiarla, después le confesó que la mordería para que nadie más se volviera a fijar en ella. Un vecino escuchó los gritos y llamó a la policía pero cuando esta llegó ya era muy tarde.

“Gritaba como un loco, la sangre salía al rededor de su boca. Me golpeó y me escupió. Pensé que iba a morir y me desmayé. Cuando desperté, mi rostro palpitaba. Allí pensé que tenía razón, nadie iba a volver a fijarse en mí. Parecía un monstruo".

En el ataque, Jamie le propinó fracturas en el hueso orbital del ojo derecho, la nariz y el mentón. Además, recientemente fue diagnosticada por síntomas de estrés post-traumático, por lo que ahora lleva un tratamiento por ansiedad. El agresor fue condenado a dos años de prisión.

Fuente: sdpnoticias

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