Roxli Doss se sometió a terapias de radiación durante semanas. (Foto captura de KVUE/ABC) |
Se llama Roxli Doss y como buena texana, disfruta montando a caballo. Tiene 11 años y una preciosa sonrisa. Sin embargo no todo era felicidad hace bien poco. ¿La razón? Un devastador diagnóstico relativo a una mancha que las máquinas de resonancia magnética mostraban en la protuberancia del tronco encefálico de la niña: un terrible cáncer.
Al tumor que atacaba a Roxli se le conoce en concreto por Glioma Pontino Intrínseco Difuso (o abreviadamente por sus siglas en inglés DIPG). Según puedo leer en la web Unidos contra el DIPG, este tumor incurable y muy raro aparece en contadas ocasiones y afecta predominantemente a niños y adolescentes.
Al emerger en el tronco cerebral, que es la región por la que pasan todas las conexiones neuronales que bajan desde el cerebro a la médula espinal (aquí nacen 10 de los 12 nervios craneales), sus efectos son especiales devastadores. Baste decir que la esperanza de vida 5 años después de su diagnóstico es de apenas el 2%. ¡Así de terrible es este cáncer!
Entre sus síntomas, aparecen la disminución de la capacidad de tragar, pérdida de la visión, disminución o pérdida de la capacidad del habla y finalmente dificultad para respirar.
Solo podemos imaginar lo que los padres de Roxli debieron de pasar al enfrentarse a la noticia de este cáncer inoperable y comenzar las sesiones de radioterapia del tratamiento, que duraron varias semanas.
Roxli Doss. (Captura de CBS News)
A pesar de que el tumor es incurable, los padres confiaban en que la radioterapia que recibía en el Centro Médico Infantil Dell con sede en Austin, Texas, lograran retrasar lo máximo posible el fatal desenlace. ¡Su única esperanza era soñar con un milagro!
Y sí, sucedió. El último escáner de resonancia magnética que se le hizo a la niña no detectó nada. Su tronco encefálico estaba totalmente limpio. ¡Ni rastro del tumor!
Los doctores no encontraban explicación, de hecho creyeron que se trataba de un error y volvieron a repetir la prueba. Pero era real, se había ido. No obstante y por precaución, la niña se someterá a un tratamiento de inmunoterapia.
No me oiréis mencionar la palabra “milagro“, por mucho que la familia – es razonable – haya calificado así a la inexplicable curación de Roxli. En realidad estos casos rarísimos, en los que un cáncer terminal simplemente se esfuma, suceden de tanto en tanto en cualquier rincón del mundo.
¿La razón? Un error de diagnóstico, un arranque súbito de actividad del sistema inmune, un éxito inusual del tratamiento empleado, todo lo anterior combinado… ¿Quién sabe? Si los padres de Roxli quieren agradecer a Dios la supervivencia de su hija que lo hagan… Se han ganado el derecho a creer en lo increíble.
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