La estructura de arena fue levantada en el estuario de Tairua, el pasado domingo, aprovechando que la marea estaba baja, luego los amigos llevaron una mesa de madera y una hielera.
Una vez instalado, el grupo pasó toda la noche bebiendo y terminó recibiendo el año 2018 en la isla, donde, según informan los periódicos locales, disfrutaron de los fuegos artificiales.
El castigo por beber en público durante el año nuevo es una multa de 180 dólares o la posibilidad de ser arrestados pero las autoridades locales parecen haberse tomado la situación con humor.
De hecho, el propio comandante de la policía festejó que los jóvenes “pensaran creativamente”, agregando que, si se hubiera enterado de lo que pensaban hacer, él también se hubiera sumado al festejo.
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