Una británica se inyectó una enorme cantidad de rellenos dérmicos para lograr su cometido y se deformó la cara de tal manera que quedó irreconocible. De todos modos, a la mujer de 30 años, no le importa lo que opinen los demás.
“Mis nuevos labios me han dado mucha confianza. A veces sí se me quedan viendo en la calle, y mi mamá me dice que debo parar, pero a mí no mi importa. Esta es mi vida y mis labios, no me importa lo que digan los demás”, explicó a un medio británico.
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