martes, 1 de diciembre de 2015

Hallan en el Lejano Oriente ruso un desertor del Ejército que vivió bajo tierra durante 11 años.

Hallan casualmente en los lejanos bosques de la península de Kamchatka a un desertor del Ejército ruso que vivió y durmió bajo tierra durante 11 años.
En las pintorescas tierras de la península de Kamchatka, entre los misteriosos bosques siberianos y las turbulentas aguas del océano Pacífico, los habitantes descubrieron a un extraño personaje. Se trata de un hombre joven que vivió en una caseta construida bajo tierra y salió adelante recogiendo setas, bayas y chatarra metálica. Su familia, que vive en la lejana ciudad de Taganrog (patria del gran escritor ruso Antón Chejov), en el sur de la parte europea de Rusia, le daba por muerto.

El hombre hizo de estas majestuosas tierras, cubiertas por manantiales térmicos y volcanes activos y adoradas por los viajeros rusos, su hogar. Pero su presencia fue denunciada a la Policía por los habitantes de la vecina localidad de Radygino, a quienes no les agradaba que cerca de ellos viviera un vagabundo.

Curiosamente, según la Policía, el sujeto –cuyo nombre se desconoce–vistió y se comportó con normalidad mientras declaraba en la comisaría local. Y se presentó con su verdadero nombre, según el portal informativo ruso Gazeta.

Las investigaciones posteriores revelaron que se trata de un desertor reclutado en el año 2003 y enviado a la localidad de Viliuchinsk, lugar habitado por pescadores y marineros militares. Tras un año de servicio –en aquel entonces el plazo de servicio militar eran dos años–, el joven huyó de su cuartel y meses más tarde sus familiares le creyeron muerto, por lo cual la Policía dejó de buscarlo.

Mientras tanto, el desertor decidió esconderse en los densos bosques de Kamchatka, conocidos por sus mosquitos, osos y ríos llenos de salmón. Allí, a unos 1.500 metros de distancia de una autopista cavó un habitáculo en el interior de la tierra, que ocultó con tierra y ramas de árboles.

Cuando salía de allí, el joven incluso fue capaz de ganar dinero. Los veranos recogía bayas y setas y ayudaba a los pescadores furtivos de salmón. Durante los inviernos recogía y vendía chatarra.

Este auténtico superviviente afronta cargos que pueden llevarlo a la cárcel hasta 7 años.

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