lunes, 28 de septiembre de 2015

Los peligros desconocidos de los tatuajes

Hace tiempo que los tatuajes dejaron de ser una moda y se convirtieron en un elemento cotidiano de decoración en el cuerpo de las personas. Sin embargo, pocas personas se preocupan por los condimentos que se les inyectan en la piel para realizarlos, ni tampoco sus efectos negativos ni por qué aparecen. A continuación, repasamos los peligros desconocidos de los tatuajes.
Aunque antes tener tatuajes suponía un estigma social tremendo, ya que se les relacionaba directamente con personas que habían practicado la delincuencia, lo cierto es que hoy día están totalmente normalizados. Estudios recientes indican que en el mundo occidental, alrededor del 36% de la población comprendida entre los 18 y los 25 años tiene al menos un tatuaje, elevándose hasta el 40% en el caso de los jóvenes que tienen entre 25 y 40 años.

La calidad de los dibujos, elevados casi a obras de arte, ha influido mucho en su expansión. Pero desde que se originaron, han cambiado mucho y actualmente nada tienen que ver las tintas que se utilizan ahora con las que se usaban hace años. Precisamente de ellas derivan los peligros desconocidos de los tatuajes. Los repasamos.

No hay estudios certeros de la toxicidad de las tintas

Así lo ha denunciado un grupo internacional de expertos en la revista médica 'The Lancet', haciendo una advertencia a las autoridades gubernamentales, los tatuadores y la ciudadanía sobre los riesgos existentes que supone no conocer exactamente qué es lo que está provocando efectos secundarios en las personas tatuadas ni lo que puede llegar a pasar en el futuro, a largo plazo.

Se estima que en Europa haya al menos 100 millones de personas con dibujos en su piel, pero no hay estudios fiables sobre la toxicidad de las tintas. Eso sí, hace tiempo que algunos países reclaman a la Comisión Europea que tome medidas para regularizar los tintes. Sin embargo, no está teniendo mucha efectividad, ya que alrededor del 70% de las tintas usadas en nuestras fronteras vienen de Estados Unidos y allí tampoco se analiza el contenido de dichos productos.

Las autoridades y la ciencia deben ponerse manos a la obra para asegurar la salud de los tatuados.

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