- En la nave podrían viajar hasta 500 personas y utilizaría el hidrógeno existente en el ambiente interplanetario como combustible.
Ekaterina Trúsheva, una niña rusa de 13 años, se preocupó tanto cuando averiguó que los días de un planeta Tierra habitable estaban contados que decidió inventar una nave para poder explorar el espacio, otros sistemas y planetas y salvar a la Humanidad. El viaje, por ejemplo, hacia Alpha Centauri —el sistema estelar más cercano al nuestro, dentro de nuestra galaxia—, duraría tan sólo 42 años cuando hasta ahora las naves espaciales existentes necesitarían 50.000 años para hacerlo.
La nave, a la que Trúsheva ha bautizado como Tierra, tendría una capacidad para 500 personas, los alimentos serían sintetizados o cultivados a bordo y no le haría falta incluir ninguna ninguna fuente de energía, ya que captaría mediante un embudo magnético el hidrógeno que se encuentra en el ambiente interestelar. De esta manera, se reduce la masa y se aumenta la velocidad del vehículo.
La nave, a la que Trúsheva ha bautizado como Tierra, tendría una capacidad para 500 personas, los alimentos serían sintetizados o cultivados a bordo y no le haría falta incluir ninguna ninguna fuente de energía, ya que captaría mediante un embudo magnético el hidrógeno que se encuentra en el ambiente interestelar. De esta manera, se reduce la masa y se aumenta la velocidad del vehículo.
El proyecto, que ha sido elegido por el director del Instituto Internacional de Educación Espacial de Alemania, Ralf Heckel, para participar con su equipo en la competición de construción de astromóviles para la exploración humana de la NASA, sería construido en la órbita terrestre.
El hidrógeno sería comprimido y calentado por reacción termonuclear. Un propulsor de uniflujo termonuclear y un propulsor de uniflujo fotónico completarían la nave. De esta forma, se conseguiría la propulsión y velocidad necesaria.
Además, según defiende la menor, su construcción no sería demasiado costosa y se podría incluso financiar gracias a los turistas que quisieran viajar a bordo de la nave.
Fuente: AP
El hidrógeno sería comprimido y calentado por reacción termonuclear. Un propulsor de uniflujo termonuclear y un propulsor de uniflujo fotónico completarían la nave. De esta forma, se conseguiría la propulsión y velocidad necesaria.
Además, según defiende la menor, su construcción no sería demasiado costosa y se podría incluso financiar gracias a los turistas que quisieran viajar a bordo de la nave.
Fuente: AP
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