David Playpenz, de 30 años, fabricante de muebles, proveniente de Essex, Inglaterra, sufrió un accidente de moto donde perdió uno de sus dedos. Los cirujanos tuvieron que amputarlo y el hombre, lejos de querer tirarlo, pidió permiso para llevárselo a su casa luego de la operación. "Se mantuvo en la misma heladera donde las enfermeras ponen la leche para el té", dijo Playpenz.
El hombre admitió ser curioso sobre el canibalismo y pensó que sería buena idea comer su propio dedo y guardar los huesos de recuerdo. "Siempre quise saber cual es el gusto de la carne humana", dijo David.
Fuente: http://www.derf.com.ar
El hombre admitió ser curioso sobre el canibalismo y pensó que sería buena idea comer su propio dedo y guardar los huesos de recuerdo. "Siempre quise saber cual es el gusto de la carne humana", dijo David.
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