La localidad está situada en el noreste de Rusia, en una meseta a 750 metros sobre el nivel del mar: allí donde el invierno dura como mínimo nueve meses. Debe su clima extremo a las cadenas montañosas que la rodean, y que impiden que escapen las pesadas masas de aire frío que cubren el valle como si fueran de plomo.
Cuando los pescadores de Oymyakon extraen un pez de las aguas cubiertas de hielo, bastan 30 segundos para que esté congelado: tieso como una tabla. Aquí la leche no existe en estado líquido: sólo se vende en bloques helados de color mármol. A partir de 52 grados bajo cero dan día libre en la escuela, y el gran acontecimiento del año es el Festival del Polo de Frío.
Por debajo de menos 45 grados, la gasolina se congela, el frío quema como si uno se hubiera embadurnado la cara con una pomada para activar la circulación; la primera bocanada de aire casi revienta los pulmones, y al cabo de medio minuto la nariz está entumecida. A partir de los 64 grados bajo cero, se puede oír cómo se hiela el aliento, se siente cada hueso del cuerpo como si estuviera congelado y los escupitajos aterrizan en el suelo en estado sólido. A semejante temperatura no hay prenda en el mundo que pueda mantenerle a uno caliente más de 15 minutos.
Por debajo de menos 45 grados, la gasolina se congela, el frío quema como si uno se hubiera embadurnado la cara con una pomada para activar la circulación; la primera bocanada de aire casi revienta los pulmones, y al cabo de medio minuto la nariz está entumecida. A partir de los 64 grados bajo cero, se puede oír cómo se hiela el aliento, se siente cada hueso del cuerpo como si estuviera congelado y los escupitajos aterrizan en el suelo en estado sólido. A semejante temperatura no hay prenda en el mundo que pueda mantenerle a uno caliente más de 15 minutos.
La localidad cuenta con 2.300 habitantes; la mayor parte vive como hace cien años (televisión aparte). En lugar de cuartos de baño, levantan en el jardín unas barracas de madera sin calefacción, y bloques de hielo ante la puerta sustituyen el agua corriente. Hay un par de teléfonos privados, y sólo tienen radio los que pueden permitírselo. La mayoría de los habitantes de Oymyakon vive de la caza de martas y liebres, o bien crían vacas y renos. La única industria es una pequeña fábrica de leche que deja de funcionar en octubre. El invierno es demasiado frío para las vacas, así que no dan leche, y los campesinos cubren las ubres de los animales con sacos de piel para que no se enfríen. De todos modos, la leche no se echa a perder: se conserva congelada en los sótanos, a un metro bajo tierra, donde reina una temperatura constante entre 10 y 15 grados todo el año.
Yakutia es la república rusa más grande en lo que a superficie se refiere: tres millones de kilómetros cuadrados (seis veces España). Además es una de las regiones más ricas de la Tierra: posee reservas de platino, plata, uranio, minerales con contenido metálico, carbón, petróleo, gas… De aquí se extrae el 40% del oro ruso, así como uno de cada cinco diamantes del planeta. Pero sus 950.000 habitantes (densidad: 0,31) viven apenas por encima del mínimo de subsistencia; toda la riqueza va a parar a Moscú.
Los yakutos son un pueblo turco que ha seguido hablando su propio idioma hasta nuestros días. Colonizaron Siberia en el siglo XIV desde el Baikal, pero luego los rusos los fueron desplazando a regiones cada vez más septentrionales. Así es como llegaron aOymyakon en 1640. El valle parecía ideal para establecerse, puesto que el río Indigirka no llega a congelarse ni con las más duras heladas debido a la gran velocidad a que circulan sus aguas. En la II Guerra Mundial, Oymyakon cobró importancia estratégica, pues repostaban los bombarderos estadounidenses que atacaban Alemania por el este. Pero una vez concluida la era soviética, el aeródromo quedó abandonado y fue convirtiéndose en una ruina.
Los yakutos son un pueblo turco que ha seguido hablando su propio idioma hasta nuestros días. Colonizaron Siberia en el siglo XIV desde el Baikal, pero luego los rusos los fueron desplazando a regiones cada vez más septentrionales. Así es como llegaron aOymyakon en 1640. El valle parecía ideal para establecerse, puesto que el río Indigirka no llega a congelarse ni con las más duras heladas debido a la gran velocidad a que circulan sus aguas. En la II Guerra Mundial, Oymyakon cobró importancia estratégica, pues repostaban los bombarderos estadounidenses que atacaban Alemania por el este. Pero una vez concluida la era soviética, el aeródromo quedó abandonado y fue convirtiéndose en una ruina.
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