Esta graduada en Trabajo Social por la Universidad de Rochester (Nueva York, EEUU) fundó hace aproximadamente un año The Snuggery (algo así como ‘la acurrucadora’, en inglés). Desde entonces, se dedica a repartir abrazos en sesiones que van de 45 a 90 minutos y cuyos precios oscilan entre los 40 y 80 euros, en función de la duración de la siesta.
La persona puede pedir el servicio a domicilio o ir a las instalaciones de The Snuggery. Por el doble del precio se ofrece la posibilidad de contratar a dos personas para un abrazo tipo ‘sándwich’. Se trata solo de dormir y relajarse, nada de sexo.
Para evitar situaciones incómodas “hay un breve encuentro antes de dormir juntos”, según apunta Samuel en su página web. Además, “se debe dormir con pijama y, si te sientes ‘muy cariñoso’, no te preocupes pero recuerda que los contactos de índole sexual están prohibidos”.
También afirma que “la posición de la cucharita no es obligatoria”, y recuerda que hay “más de 100 disponibles en el catálogo”, todas ellas basadas en el libro ‘Cuddle Sutra’, también conocido como el ‘Kamasutra’ de los abrazos.
Un próspero negocio
Para evitar situaciones incómodas “hay un breve encuentro antes de dormir juntos”, según apunta Samuel en su página web. Además, “se debe dormir con pijama y, si te sientes ‘muy cariñoso’, no te preocupes pero recuerda que los contactos de índole sexual están prohibidos”.
También afirma que “la posición de la cucharita no es obligatoria”, y recuerda que hay “más de 100 disponibles en el catálogo”, todas ellas basadas en el libro ‘Cuddle Sutra’, también conocido como el ‘Kamasutra’ de los abrazos.
Un próspero negocio
La idea de comercializar los abrazos surgió por casualidad. Hace algo más de un año, Samuel y su hermana ganaron más de 70 euros en un sólo día vendiendo ‘achuchones’ en la calle a gente que aparentemente los necesitaba.
Ahora, ‘The Snuggery’ cuenta con una lista de más de 30 clientes habituales que permiten a la joven empresaria neoyorquina facturar cerca de 200 euros diarios o, lo que es lo mismo, unos 4.000 euros al mes.
Jackie Samuel defiende su negocio y, aunque reconoce que no es una terapia al uso, asegura que sus abrazos son reconfortantes, rejuvenecedores y divertidos. Además, afirma que distintos estudios científicos demuestran que este tipo de contacto físico puede ayudar a mejorar la salud mental.
Fuente: Yahoo
Jackie Samuel defiende su negocio y, aunque reconoce que no es una terapia al uso, asegura que sus abrazos son reconfortantes, rejuvenecedores y divertidos. Además, afirma que distintos estudios científicos demuestran que este tipo de contacto físico puede ayudar a mejorar la salud mental.
Fuente: Yahoo
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