"La virgen del Rosario me visitó, quiere que destruyamos las escuelas porque es ahí donde habita el diablo", dijo Rosa Gómez, quien se hace llamar Madre Catalina y es hija del fallecido Papa Nabor, fundador del pueblo.
Nueva Jerusalén es un pueblo del estado de Michoacán, fundado en 1973 por Papa Nabor, un sacerdote fallecido en 2008, que instauró un régimen de prohibiciones que incluía que los niños no asistieran a la escuela por considerar que "los alejaba de Dios". El impedimento terminó en 2007 cuando pobladores disconformes consiguieron abrir las escuelas.
Ayer "desperté con el ruido de los martillos derrumbando los muros", dijo Lorenzo Aguilera, vecino de una de las escuelas destruidas e integrante del consejo de padres de familia, quien narró que inmediatamente se comunicó con maestros y familiares de los alumnos, pero no pudieron impedir que destruyeran las aulas.
El viernes en la madrugada unas cien personas armadas con mazos y picos llegaron a la escuela primaria y al preescolar, al que también prendieron fuego, para destruir los inmuebles a los que acudían unos 250 niños.
"Los radicalismos no son adecuados ni conducen a una solución a favor de los habitantes", dijo de su lado Fausto Vallejo, gobernador de Michoacán, cuya fiscalía inició investigaciones para castigar a los culpables de destruir las escuelas.
La hegemonía que mantuvo Papa Nabor, excomulgado por la iglesia católica, en el pueblo de unos 5.000 habitantes se rompió después de su muerte y una parte de la población optó por enviar a sus hijos a la escuela.
Sin embargo, en la entrada hay un consejo de vigilancia que controla la circulación y en sus calles se puede ver que la mayoría de las mujeres visten faldas largas, usan pañuelos en la cabeza y tienen prohibido usar maquillaje.
"Los radicalismos no son adecuados ni conducen a una solución a favor de los habitantes", dijo de su lado Fausto Vallejo, gobernador de Michoacán, cuya fiscalía inició investigaciones para castigar a los culpables de destruir las escuelas.
La hegemonía que mantuvo Papa Nabor, excomulgado por la iglesia católica, en el pueblo de unos 5.000 habitantes se rompió después de su muerte y una parte de la población optó por enviar a sus hijos a la escuela.
Sin embargo, en la entrada hay un consejo de vigilancia que controla la circulación y en sus calles se puede ver que la mayoría de las mujeres visten faldas largas, usan pañuelos en la cabeza y tienen prohibido usar maquillaje.
Fuente: El espectador/web
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